Por: Andy Chávez | “Los muros existen para darnos la oportunidad de demostrar hasta qué punto deseamos algo. Los muros están para frenar a la gente que no desea suficientemente algo. Están para frenar a los demás.” (Randy Pausch) |
La mayor parte del tiempo me consideré una persona “realista” y escéptica en temas comunes como el amor. No es que fuera una persona negativa del tipo de “el amor no existe”, simplemente pensaba que la gente tenía tantas expectativas y ponía tantas energías, que se olvidaban de uno mismo, y el golpe era tan fuerte que terminaban en una situación peor de la que empezaban, cuando creían que alguien “venía a salvarlos”. | "No es que fuera una persona negativa del tipo de “el amor no existe”, simplemente pensaba que la gente tenía tantas expectativas y ponía tantas energías, que se olvidaban de uno mismo..." |
Me gustaba la forma en que mi zona de confort me hacía sentirme segura tras esos muros que creía ciegamente que me protegían, pero nada puedes hacer cuando alguien poco a poco los derrumba.
De pronto me descubrí vulnerable y probablemente con más miedo que antes, la primer solución que se me ocurrió fue salir corriendo, como era mi costumbre, apelando a mi lógica. Era la incertidumbre, quizá, a lo que más temía. Cada cabeza es un mundo y no sabemos qué encontraremos en ella...
Vivimos en una generación de “valientes” en donde hablar de sentimientos es difícil, exponernos es imposible y donde el amor esta subestimado por el miedo que tenemos de ser lastimados.
¿De cuanta felicidad nos hemos perdido por las barreras que nosotros nos construimos?
Compartir momentos felices es algo muy fácil, compartir con alguien tus temores, tus demonios, es algo aún más complicado, pero hay quienes a pesar de eso deciden quedarse y te enseñan partes de ti, buenas y malas que ni siquiera sabías que existían. Y es así que entiendes que querer es un acto de valentía, en donde se arriesga sin tener certezas, es entender que el corazón puede romperse algún día y aún así entregarlo.