Foto: Elena Kalis
Acostada en la oscuridad mirando hacia el techo, me doy cuenta que todos necesitamos momentos a solas para reacomodar nuestro camino.
Vamos por la vida cargando el paso de amigos perdidos, promesas sin cumplir y sueños rotos. Trabajamos tan duro para lograr lo que buscamos, lo que anhelamos; para poco tiempo después darnos cuenta que eso no era lo que queríamos al principio.
Tengo una firme creencia, “todo pasa por algo”. Me ayuda a conciliar el sueño en aquellas noches cuando es difícil escapar de los monstruos que me pisan los talones. Pero, incluso cuando estoy consciente de esta creencia y filosofía de vida, en momentos es muy difícil saber, entender y poder descubrir ese algo que es la causa de mis desgracias. Cuando ese peso te aplaste el pecho, cuando sientas lágrimas correr por tus mejillas, y tu respiración cortarse de la ansiedad que te inunda la mente y el cuerpo, haz un alto.
Haz un alto, detente y respira, observa el cielo, encuentra un refugio temporal, en la grandeza del universo. No estás sola. No es el fin. No estoy pidiéndole a todas que de un momento a otro nos volvamos expertas astrólogas para calmar nuestros nervios. Pero sí les estoy pidiendo que encuentren ese algo que logre calmar la sensación de incertidumbre e impotencia que nos inunde de cuando en cuando.
Les estoy pidiendo que mantengan la esperanza y la cabeza en alto aun cuando los vientos de las tormentas de nuestras vidas sean más fuertes que nunca. Les pido que no caigan derrotadas ante situaciones que pueden no estar en nuestro poder arreglar, pues siempre está en nosotras enfrentar. Les pido que no pierdan el brillo en sus ojos y la luz en sus sonrisas cuando estén presenciando cómo poco a poco ese único sueño que llevan atesorando desde hace tanto tiempo desaparece y se desvanece por la esquina del otro lado de la calle, quedando fuera de su alcance posiblemente para siempre. Les estoy pidiendo que por ustedes y por muchas más nos unamos a un grito de valentía, que enfrentemos las rocas que la vida nos arroja; porque ésta podrá tirarnos una, y otra y otra y otra vez.
Solo pido, a ti que me lees, que después de cada una de estas veces te vuelvas a levantar, mires de frente a lo que sea que haya logrado que cayeras, y le regales esta sonrisa de victoria, que sé está enterrada en los corazones de cada persona, y sigas tu camino dejando atrás este obstáculo con una frase sarcástica.
Te pido que sigas caminando por este sendero, porque si la oscuridad del bosque logra hacer que te detengas, tampoco podrás ver la belleza de los prados silvestres que te aguarda más adelante. Te pido que continúes caminando por ti.