Incluso yo misma me he preocupado tanto por el qué dirán que termino escondiéndome de mí misma y poco a poco me di cuenta del daño que le hice daño a mi autoestima sin querer.
He sido lastimada por tantos años, que la herida hoy es tan profunda que ya no alcanzo a ver el fondo. Después de haber luchado contra mí misma una batalla en mi interior, me he dado cuenta de que terminé por vencerme. ¿Y qué me ha quedado?
Tal vez también importe lo de afuera, sin embargo nunca debemos de perder esa fuerza y ese amor por nosotras mismas. Finalmente, es con quien vivimos y debemos aprender a amarnos como somos.
Porque lo que sentimos por dentro en algún punto se refleja en nuestro exterior, por más que tratemos de ser otra persona, de lucir de otra manera, por dentro no podemos cambiar nuestra esencia, al final lo único que nos causa es angustia, tristeza y hasta depresión.
A mí nadie me contó sobre esto, yo misma lo viví. Me miraba al espejo y veía una máscara en lugar de mi rostro. Terminé por esconderme detrás de una sonrisa que al final de todo, no era verdadera, por pensar primero en lo que dirán los demás antes de pensar en mí misma y en lo que quiero hacer.
Después de darme cuenta del vació que yo misma me provoqué, comencé a llenarme. Y no de cosas materiales o emociones efímeras, comencé a llenarme de mí misma,
Es por esto que junto con los cambios que he hecho en mi vida, estoy haciendo cambios en mi persona misma, pienso mas en mí en lo que quiero de mi vida, mis metas, ser yo misma aquella que sonríe todo el día, pero que sonríe porque es feliz y está contenta consigo misma.
Tal vez tuve que sufrir mucho para llegar a donde estoy y hasta donde quiero llegar, pero por todo esto me he logrado quitar aquellas mascaras y apariencias que hacían de mi una falsa persona, y poco a poco vuelvo a hacer yo misma, y a recuperar mi confianza y mi valor para lograr todo lo que quiero.